Autora: Alondra Hernández, 28 de septiembre de 2025.
Bajo un cielo que parecía conspirar en contra, con nubes densas y un aguacero que azotó la Comarca Lagunera desde las primeras horas de la tarde, miles de botas y texanas se empaparon camino al Coliseo Centenario. El pronóstico no auguraba nada bueno: 50% de probabilidades de lluvia, tormentas ligeras alrededor de las 6 de la tarde. Pero ni el monzón mexicano ni el frente frío 4 pudieron con el espíritu de los laguneros.
El Duelo de Acordeones, bautizado como tal pero que más bien fue una sinfonía de camaradería norteña, reunió por primera vez en La Laguna a tres titanes del género: Cardenales de Nuevo León, Los Invasores de Nuevo León y Grupo Pesado.
El evento anticipaba un choque de acordeones que, en lugar de rivales, se convirtió en un abrazo colectivo a la tradición regional mexicana. Y aunque la lluvia mojó las entradas y obligó a más de uno a sacudirse el sombrero en la puerta, el Coliseo se llenó hasta el tope, desafiando el mal tiempo que había disuadido a tantos en eventos pasados.
La noche arrancó pasadas las 8:30 PM, con Cómplices de Nuevo León calentando motores en lo que llamaron el Resiliencia Tour. Pero el verdadero despegue llegó con Cardenales de Nuevo León, los pioneros con más de cuatro décadas de vuelo. Liderados por Cesáreo “Chayín” Sánchez Jr., el grupo desató una ráfaga de clásicos que secaron de golpe cualquier rastro de humedad.
Abrió con su melancolía ranchera, seguida de “Y te doy mi corazón” y “Belleza de cantina”, que hizo que el público se pusiera de pie, cantando a coro como si el agua afuera no existiera. No faltaron “El primer tonto”, “Ya lo sé”, “La gran señora”, “Soy lo peor”, “Corazón necio” y “Es un ladrón”, temas que evocan amores traicionados y noches de desvelo. Chayín, visiblemente conmovido, pausó para agradecer: “El público no nos ha soltado de su mano y nos sigue apoyando. Estamos muy contentos y muy agradecidos” . El cierre fue un golpe maestro: “Mi cómplice”, que dejó al Coliseo vibrando en una ovación que parecía no tener fin.
Alrededor de las 11 PM, Los Invasores de Nuevo León tomaron el relevo, con sus 58 discos a cuestas y una energía que recordaba sus días de gloria en los 80. Abrieron con “Aguanta corazón”, un himno de resistencia que calzó perfecto con la tormenta de afuera. Javier Ríos, al frente, siguió con “Laurita Garza”, “Chica perfecta”, “Aviéntate”, “Mi casa nueva”, “Eslabón por eslabón”, “Cuánto valgo para ti” y “Lo callaré”, temas que pusieron a bailar a familias enteras, desde abuelos con chamarras mojadas hasta chavos con playeras empapadas. “Tatué tu corazón” y “Playa sola” –de su repertorio clásico– elevaron el ánimo, y el grupo incluso adelantó su nuevo sencillo “Vida llanera”. Los invasores invadieron el escenario y conquistaron al público que pese a la lluvia, había llegado desde Gómez Palacio y Lerdo, convirtiendo el duelo en una fiesta compartida.
La medianoche trajo un interludio inesperado pero bienvenido: Emiliano Zendejas, con mariachi a cuestas, subió por unos 20 minutos para un set íntimo. “Desvelado” y “Puño de tierra” resonaron con esa crudeza que solo el mariachi sabe dar, preparando el terreno para el cierre estelar. A la 12:45 de la madrugada del domingo, Grupo Pesado irrumpió con la fuerza de sus 32 años de trayectoria. “Mi promesa” fue el disparo de salida, seguido de “Te amaré” (un cover magistral de Miguel Bosé que erizó la piel), “Chiquilla cariñosa”, “Abeja reina”, “Lástima me das”, “Le creí” y “Mitad y mitad”. Beto Zapata, voz y alma del grupo, promocionó su álbum “Frente a frente” –nominado a los Latin Grammy 2025 en Mejor Álbum de Música Norteña– y trajo nostalgia con “Mi primer amor”, inspirada en una carta a su madre. El momento cumbre llegó con la invitación a Javier Ríos para un dueto en “Loco”, que desató gritos y carteles como “¡Gracias por todo, Pesado!”. El público, exhausto pero eufórico, pidió “¡Otra!” y el grupo cedió con “Día tras días” y “Ojalá que te mueras”, extendiendo la fiesta hasta las 2:34 de la mañana.
Afuera, la lluvia había parado y dentro del Coliseo Centenario era un mar de sonrisas y abrazos. Cesáreo “Yayo” Sánchez, nieto de Don Chayo y líder de Cómplices, lo resumió perfecto: “Queremos que el género norteño jamás muera” . En una noche donde el agua quiso ser protagonista, los laguneros demostraron que el norteño es más fuerte: un río humano que llena estadios, moja botas y, sobre todo, une corazones. El Duelo de Acordeones se llevó a cabo con éxito y se grabó en la memoria colectiva de La Laguna.